
Pocas tecnologías han sido tan revolucionarias como La Realidad Aumentada (AR) y la Realidad Virtual (VR). La AR superpone elementos digitales en el mundo real a través de dispositivos como smartphones y gafas inteligentes, mientras que la VR sumerge completamente al usuario en un entorno generado por computadora utilizando cascos especiales. Estas tecnologías permiten experiencias inmersivas y enriquecidas, ofreciendo nuevas formas de interactuar con el mundo y con la información.
La educación y la formación se han visto ampliamente beneficiados de la AR y la VR. Los estudiantes pueden realizar experimentos científicos virtuales, visitar lugares históricos recreados digitalmente, y los profesionales pueden practicar habilidades complejas en entornos seguros y controlados. La capacidad de simular situaciones reales hace que el aprendizaje sea más dinámico y efectivo, proporcionando una comprensión más profunda y práctica de los temas tratados.
Aunque la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) son tecnologías consideradas como del futuro, la primera versión de la realidad virtual data de la década de 1960, cuando Morton Heilig inventó el "Sensorama", un dispositivo que ofrecía una experiencia inmersiva multisensorial. Por otro lado, la primera aparición de la realidad aumentada, se remonta al año 1968, cuando Ivan Sutherland creó “Sword of Damocles”, un sistema que consistía en una pantalla que proyectaba gráficos simples que se superponían a la visión del usuario.
La realidad virtual y la realidad aumentada ya son el presente, y queda en nuestras manos sacarle el mayor provecho posible para transformar nuestra realidad
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